Cuando sabes aprovechar tu tiempo de escritura, avanzar es asombrosamente más fácil, rápido y placentero
Todas las semanas escribo varios emails a miles de personas que quieren mejorar su escritura.
Cuando pregunto por qué no avanzan más, las respuestas más comunes se pueden resumir en:
Me falta tiempo
Me falta disciplina
Me falta organización
Hubo un tiempo en el que yo también pensaba que, si no escribía más y no mejoraba, era porque yo (o mi vida) era un caos indisciplinado.
Por eso me imponía escribir como una obligación. Y por eso cada vez escribía menos.
Algo escribía, eso sí, porque mis ganas eran honestas y fuertes. Pero avanzaba muy despacio. Demasiado despacio.
Hasta que toqué un pequeño interruptor. Pasé de modo sufrimiento a modo placer.
Y entonces las cosas empezaron a cambiar. Resultó que no era cuestión de tiempo, ni de disciplina, ni de organización.